Las restingolitas, un debate muy explosivo
- Eustaquio Villalba
- enero 10, 2013
- Opinión
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La reciente erupción submarina del Hierro ha sido una ocasión única para el estudio del volcanismo canario. La erupción anterior ocurrida en el archipiélago tuvo lugar en La Palma en 1971, en aquella época no se contaban ni con una tecnología ni conocimientos comparables a los actuales. A los pocos días de iniciarse la actividad aparecieron flotando unos piroclastos extraños, desconocidos en el volcanismo canario, que desconcertaron a los científicos. Este material explosivo “consta de dos partes, una negra o verde oscura ubicada de preferencia en la parte más exterior del cuerpo piroclástico, de apariencia masiva vítrea (sideromelana) pero con zonas con textura vesicular macroscópica y diferentes fragmentos totalmente blancos, muy intensamente microvesiculados, siendo por tanto muy porosos y poco densos”.
Así los describe el primer científico que realizó el análisis de estas rocas, el Catedrático de PetrologÍa y Geoquímica de la Universidad de Barcelona (UB), Domingo Gimeno. Este informe fue hecho gracias a la colaboración del ayuntamiento del Pinar -que le envió una muestra por mensajería el día 27 de octubre- y 24 horas más tarde el informe estaba terminado, enviado a la corporación municipal y a los responsables del PEVOLCA. La conclusiones del análisis determinan que estos piroclastos están formados “por líquidos magmáticos de dos composiciones y viscosidades muy diferentes, coexistentes como tales sin mezcla química factible en el momento de la erupción. El producto negro es una roca básica (basanita) y el blanco un producto diferenciado (riolita alcalina).”
El estudio causó un gran revuelo, la presencia de riolita indicaba que la erupción podía ser potencialmente explosiva y como decía el autor era necesario hacer un seguimiento para prever la peligrosidad de la erupción. A los pocos días, el IGN publicó un informe sobre estos piroclastos confirmando que “el material blanco, por el contrario, presenta un rango composicional que va de traquita a riolita peralumínica.”
Al margen del análisis de la roca, el catedrático Gimeno del CSIC, dado que el IGN tiene entre sus funciones la vigilancia en exclusiva de la actividad volcánica y la determinación de los riesgos asociados al fenómeno volcánico por un Real Decreto del año 2004. Una decisión que ninguneó los esfuerzos realizados desde Canarias en la investigación y gestión del riesgo volcánico en en las islas. Al mismo tiempo, las instituciones científicas canarias y los investigadores que trabajan en las islas hacen público sus quejas por haber sido marginados, no tener presencia en el comité científico que asesoraba a los responsables de la Protección Civil (PEVOLCA), ni de haber recibido ninguna muestra de los extraños piroclastos. A pesar de ello, y con muestras extraoficiales, se aportan nuevos análisis y varias hipótesis sobre la génesis de las restingolitas. El profesor titular de Geología y Petrología de la Universidad de La Laguna (ULL) y colaborador científico del Institituto Volcanológico de Canarias (Involcan), José A. Rodríguez Losada, las resumía así el día 15 del mes de noviembre en un foro en Internet: “a) Origen a partir de la fusión de sedimentos silíceos, mucho más viejos que el material magmático, de la corteza oceánica. Dicha fusión es inducida por el basalto que acaba recubriendo al material blanco, b) Perlita expandida es decir materiales volcanosedimentarios o volcanoclásticos también fundidos, también más viejos que el magma emitido, pero no necesariamente de la corteza oceánica y c) Que se trate realmente de magma riolítico tal vez reactivado por la intrusión de magma basáltico. Los dos primeros casos tienen escasa relevancia en términos de riesgo de explosividad volcánica. El último implica un riesgo mucho mayor de mecanismos eruptivos explosivos, pues es a éstos a los que suelen ir asociados los magmas riolíticos. No se dispone todavía (y si se dispone no se han mostrado) de evidencias adicionales, principalmente de tipo geoquímico, que permitan confirmar, de manera objetiva e incontestable, cual es el origen de ese magma o pseudomagma de composición riolítica.” El científico lo deja claro: Todas las hipótesis sobre el origen de la restingolitas tienen fecha de caducidad.
El debate parecía transcurrir dentro de lo normal en las discusiones científicas, en las que están ausentes las descalificaciones, los argumentos de autoridad o la tergiversación de las palabras de quienes no comparten sus opiniones. Pero con un artículo publicado en el periódico El Día el 10 de noviembre del 2011 Juan Carlos Carracedo (profesor de investigación del del CSIC y en la actualidad Profesor Asociado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) vuelve a conseguir que sus opiniones tengan un gran impacto mediático, casi tanto como el que consiguió con sus anteriores declaraciones sobre el el ridículo internacional ocasionado por las exageradas medidas tomadas por el PEVOLCA. En su artículo no se limitaba a presentar las conclusiones de un trabajo dirigido por el Profesor de Petrología y Geoquímica de la Universidad de Upssala (Suecia), V. Troll, también descalificaba personalmente y como científico al catedrático de la UB, el doctor Gimeno y a los autores del informe elaborado por el CSIC: “¿De dónde, pues, la interpretación de los científicos de la Universidad de Barcelona y el CSIC? Podría darse en un error de principiantes utilizar un sistema de clasificación de rocas volcánicas para un material que es de origen sedimentario.” Según el autor del artículo el problema radica en un vetusto y anticuado sistema de selección, lastrado por las tradiciones católicas (?).
El artículo de Juan Carlos Carracedo concluía descalificando a todos los autores que no coinciden con su opinión: “En un libro reciente se define el “efecto piloto”, que considera que, al igual que a los pilotos de aviación, se debería exigir diez mil horas de vuelo/experiencia al seleccionar a los encargados de realizar funciones específicas. Tal vez así no haríamos tantas veces el ridículo internacional y no se partirían de risa al observar el papelón que con frecuencia hacemos, sea con “bichitos que se caen al suelo y se matan”, el “Prestige”, los “brotes verdes” o las bombas volcánicas explosivas de El Hierro, en realidad tranquilas “restingolitas” sin carga explosiva.”. Sin embargo esta rotundidad desaparece en los estudios en los que ha participado, allí no hay certezas como las de su artículo periodístico y se queda en una propuesta de explicación que no tiene los datos suficiente para ser confirmada: “En consecuencia, el origen de las “restingolitas” es un apasionante debate petrológico aún abierto, donde estudios más precisos (p. ej., isótopos discriminadores, inclusiones fluidas y vítreas, etc.) podrán precisar con mayor exactitud su génesis.” ( F.J. Perez-Torrado1, J.C. Carracedo1, A. Rodriguez-Gonzalez1, V. Soler2, V.R. Troll3, S. Wiesmaier4 La erupción submarina de La Restinga en la isla de El Hierro, Canarias: Octubre 2011-Marzo 2012 Estudios Geológicos, 68 (1) enero-junio 2012, 5-27)
Con tantos laboratorios analizando las restingolitas, solo era cuestión de tiempo que los datos permitieran avalar una de las teorías propuestas. Hasta el momento lo único seguro, pues en ello había unanimidad, es que su riqueza en sílice la incluía entre las riolitas alcalinas. Sin embargo, las interpretaciones continuaron, algunas tan curiosas como la expuesta por el profesor de investigación del CSIC, Ramón Ortiz, (asesor científico del IGN y que en ocasiones actúo como portavoz del Comité Científico del PEVOLCA durante la erupción de El Hierro) ) en una conferencia impartida en la Universidad Autónoma de México el pasado mes de marzo de 2012. Según este científico, la parte blanca son sedimentos recientes entre los que se encuentran las botellas de coca cola o las zapatillas arrojadas por lo buceadores. Esa no fue la única novedad que aportó, también dijo que en el Museo Nacional de Ciencias Naturales tenían una restingolita de la época de Alfonso X El Sabio. Pero, si sus conocimientos en petrología son equiparables a los que tiene sobre la historia y la geografía del Hierro, no se puede dar credibilidad a sus opiniones, ni aceptar sus generalizadas descalificaciones a personas e instituciones. Una que produce vergüenza ajena.
Como era de esperar, la publicación de todos los análisis ha zanjado la polémica. Los datos obtenidos indican lo que ya se sabía, la parte blanca es una riolita y se confirma su origen magmático. En el VIII Congreso Geológico de España (Oviedo, 17-19 julio 2012) el Catedrático de Petrología y Geoquímica de la Universidad de Barcelona, Gimeno, presentó una comunicación con el revelador título “Negro sobre blanco: restingolita y el papel de la Petrología en la gestión de una crisis volcánica.” El autor deja claro que, pese a la campaña de descrédito, los nuevos datos aportados por el IGN avalan su primer análisis y demuestran la importancia de este tipo de trabajos en el estudio y seguimiento de una erupción volcánica. En su exposición señala hechos y datos, no hay descalificaciones personales, ni pone en entredicho los conocimientos científicos de quienes discrepan. La ciencia no entiende de dogmas ni acepta los argumentos de autoridad,
*Geógrafo
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