Encuentros con Agustín García Calvo
- DAciencia
- julio 17, 2013
- Divulgación, General
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Se ha publicado recientemente Encuentros con ¿Agustín García Calvo? en la editorial Triacastela. Basta una ojeada a los autores que ha reunido este libro -Félix de Azúa, Jesús Ferrero, Javier Echeverría, Víctor Gómez Pin, Carlos García Gual, Luis Antonio de Villena, Arcadi Espada, José Luis Gómez, entre muchos otros- para albergar la firme sospecha de que lo que se cuece aquí destila inteligencia y la sola perspectiva de inmiscuirnos en estos Encuentros se vuelve muy apetecible.
Quienes alguna vez tuvieron ocasión de conocer a Agustín García Calvo reconocen, todos a una, que era un erudito y un avezado maestro de la palabra, al tiempo que un disidente perpetuo y un guerrero incansable contra los sistemas y dogmas con que los hombres han entrometido el orden en la vida. Y así, siendo de esa guisa por dentro y aderezada su figura con un pintoresco atrezo indumentario, dejó su vida en clases, traducciones y libros.
Como todo homenaje -y este libro lo es- viene rondando a la muerte, un buen puñado de mentes perspicaces que frecuentaron al maestro se reúnen, desde la distancia implacable que traza la disidencia, en una especie de duelo común que pone la presencia en la ausencia, que da forma y elabora, y teje y canta su recuerdo y, por tanto, estas exequias no dejan su muerte sin respuesta.
Y qué decir de los fieles acólitos que el maestro, sacerdote de su ejército, tuvo a bien cosechar con los años…, pues que ni han participado ni, como era de prever, han dado por válida la escritura de este libro. Así que estos.
Encuentros han resultado más una reflexión que una hagiografía, más un sustancioso diálogo que una dócil plegaria a los dioses.
Por ese motivo justamente, uno percibe, al ritmo de la lectura, dónde reside el valor de este libro, pues aun sin acuerdo previo entre sus autores, estas páginas van desentrañando las claves de cómo se pasa de la admiración a la deserción, de cuáles fueron los beneficios y cuál la necesidad de abandonar la sagrada y valiosa senda de un verdadero maestro, pero a la vez de cómo la experiencia contundente de aquel deslumbramiento inicial por su magisterio ha cristalizado en un agradecimiento profundo y reconocimiento respetuoso incluso para sus desertores. Ojalá que este sentimiento fuera una lección.
Masu Rodríguez
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