El presunto avión de Abades: un misterio por resolver
- Ricardo Campo
- abril 25, 2013
- Pseudociencias
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El 9 de julio del pasado año se cumplieron veinte de un llamativo suceso que tuvo lugar en la zona costera de Abades, en el municipio tinerfeño de Arico. Alrededor de las 20.30 horas varios grupos de personas independientes observaron cómo un objeto muy parecido a una aeronave caía al agua, mientras que otros lo vieron sobre la superficie del mar poco antes de desaparecer. En el caserío de Abades pudieron escuchar sonidos parecidos a un fragor o estruendo. Entre los testimonios que pude recabar de primera mano en las semanas posteriores destacan los siguientes:
-Una familia que se dirigía en coche hacia la playa observó “la parte de arriba del fuselaje de un avión y su cola”.
-Unos chicos que se encontraban en Abades de acampada vieron un avión cayendo a unos 300 o 500 metros de donde estaban y poco después de entrar en la tienda oyeron un ruido similar a un estruendo.
-Desde la autopista del Sur un teniente de Infantería llamado Teófilo Alonso Donates y su mujer observaron luces en el interior de supuesto avión que era “como los grandes de Iberia”.
-A un conductor que venía desde Güímar le pareció que “era parte de la cola de un avión que estuviese hundiéndose por el morro; sobresalía de las aguas, era de color azul y tenía una raya blanca en diagonal”.
Las redacciones periodísticas recibieron esa misma noche numerosas llamadas que se expresaban en términos parecidos, pero ni la Guardia Civil, ni la Cruz Roja del Mar, ni Protección Civil, ni los aeropuertos tinerfeños tenían constancia de ningún siniestro.
Por su parte, los buzos de Ayuda en Emergencias Anaga realizaron inmersiones en el lugar los días siguientes sin encontrar resto alguno, ni fragmentos de fuselaje, ni manchas de aceite. Según me comentó uno de los directivos de esta asociación, la costa del lugar baja suavemente hasta que se produce un brusco descenso de unos 500 metros, donde los submarinistas no se adentran. Aún en el caso de que la hipotética aeronave se hubiese hundido en ese abismo seguiría siendo extraño que no apareciese algún resto visible en la superficie. Además de la localización de testigos, en los días inmediatamente posteriores realicé diversas gestiones con la intención de aclarar el aparente misterio.
También el investigador valenciano Vicente-Juan Ballester Olmos, directamente implicado en el proceso de desclasificación de la información sobre ovnis del Ejército del Aire durante los años 90, realizó consultas en el ámbito del Ejército del Aire en Madrid, que no dieron frutos. Por mi parte, accedí a otros testimonios del suceso, como el que consta en el informe realizado por la 151ª Comandancia de la Guardia Civil de Ofra, que examiné personalmente. Allí figura la anotación del testimonio de un individuo que habría llamado al comandante de Puesto de Fasnia para informar de que había visto cómo un avión del tipo Boeing caía al mar a un kilómetro aproximadamente de la costa, viéndolo flotar. Y una señora que se encontraba acampada en La Caleta junto con su hijo vio algo flotando sobre el agua parecido a la cola y el techo de un avión.
La Guardia Civil de Tenerife y la de Gran Canaria consultaron con los aeropuertos de las dos islas, sin resultados. Tampoco el parte de novedades del Aeropuerto Reina Sofía del día 9 refleja nada relevante, únicamente la llamada de la Guardia Civil a las 20.20 horas preguntando por la posible caída de un avión “cerca del Porís de Abona”.
Desde el Gobierno Civil de Tenerife se nos indicó, meses después de los hechos, que no se podía llegar a ninguna conclusión concreta sobre la naturaleza del fenómeno observado por los testigos. ¿Cómo es posible que un supuesto avión caiga al mar y no se activen los mecanismos correspondientes de emergencia de aviación civil? ¿Qué es lo que vieron los testigos desde diversos puntos de la costa tinerfeña de manera independiente y simultánea?
Existen diversas posibilidades, descartando las maniobras navales, ya que según la Comandancia de Marina de Santa Cruz de Tenerife no se realizaron aquel día, y cuando tenían lugar se efectuaban en Fuerteventura. ¿Pudo tratarse de un RPV (Remotedly Piloted Vehicle), aun siendo mucho más pequeños que el supuesto avión observado?
¿Podría, no obstante, haberse tratado de un SIVA (Sistema Integrado de Vigilancia Aérea), un ALO (Avión Ligero de Observación) o un ALBA (Avión Ligero Blanco Aéreo)? ¿O quizá un drone, avión señuelo para ejercicios aéreos o navales? ¿Y una avioneta transportando drogas o contrabando que se habría accidentado al volar muy bajo intentando evitar la detección por radar como sugirió uno de los testigos? Pero, ¿por qué no se observó resto alguno los días posteriores?
El objetivo de la investigación de este tipo de sucesos no puede ser otro que la eliminación del aparente misterio; de lo contrario, engañamos al posible interesado o lector casual.
Un sector del periodismo ha practicado durante décadas el engorde industrial de estos relatos, a los que debemos aplicar todo nuestro afán por explicarlos y comunicar al interesado la feliz resolución del supuesto enigma.
Cualquier comentario, sugerencia o propuesta de explicación sobre este caso puede ser enviada a este correo electrónico: [email protected] que es investigador de la ULL.
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