La Sonrisa de Duchenne
- Daniel García
- junio 06, 2013
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El siglo XIX, uno de los períodos más interesantes en la historia de la investigación médica, se destacó por el elevado interés de los médicos por los llamados trastornos mentales, reinventados bajo la forma de las enfermedades de los nervios que tantas personas decían padecer. Los científicos de la época se caracterizaban por tener cierto poder prácticamente ilimitado y por la impiedad, debido a que al explorar sobre el cuerpo humano poco sabían de escrúpulos o impedimentos morales con tal de obtener conocimiento científico. Además, con la invención de la fotografía hacia el final de dicho siglo y antes con los grabados que se realizaban, los médicos confeccionaban extraordinarios documentos gráficos de todo aquello que observaban.
Uno de estos médicos destacados del siglo XIX fue el neurólogo francés Guillaume Duchenne (1806-1875), a quien se le considera precursor en la investigación de los procesos neurológicos del ser humano y también uno de los primeros introductores de la fotografía con fines médicos y científicos. En un singular caso de investigación científica, Duchenne aplicó descargas eléctricas a voluntarios para descubrir la fisiología de la sonrisa auténtica. Pero, ¿por qué sería tan importante desvelar la fisiología en un acto como la sonrisa?
La comunicación facial mediante los gestos de la cara y la expresividad corporal es importantísima en el ser humano ya que somos seres sociales. Los primeros segundos de contacto con otra persona determinan en buena medida nuestra percepción sobre cómo es esta persona y si nos gusta o no nos gusta. Esta primera impresión queda registrada en nuestro cerebro y es muy difícil de cambiar posteriormente. Por este motivo es muy conveniente en nuestras relaciones interpersonales tener una actitud sincera, sin tratar de ocultar información a los demás. El sonreír es una forma de comunicación gestual muy empática que nos acerca a los demás. Pero la sonrisa, para que sea efectiva, debe ser sincera, no fingida ni forzada. Una sonrisa falsa o de compromiso fácilmente se delata por sí misma.
Duchenne pasó a la historia por sus estudios sobre el efecto de la electricidad en el cuerpo humano, investigaciones que emprendió para conocer la relación entre los músculos (particularmente los faciales, los que se usan para transmitir una emoción) y lo que entonces todavía se entendía como el alma. Tenía curiosidad por saber, por ejemplo, en qué consistía una sonrisa genuina, cómo se obtenía, qué mecanismos de la fisiología humana se ponían en funcionamiento para lograrla, etc. Para conseguir su objetivo,
Duchenne no dudó en aplicar descargas eléctricas en personas vivas, fotografiando el efecto que dichas corrientes tenían sobre sus músculos y sus expresiones, trazando un mapa del recorrido que seguía la electricidad a lo largo del cuerpo. Fue así como descubrió que los músculos más complejos en el ser humano son los faciales.
Modificando las variables de los experimentos -aplicando las descargas, por ejemplo, solo en una mitad del rostro, o en un grupo específico de músculos- Duchenne fue observando que la sonrisa genuina dependía de la ejecución coordinada de varias acciones musculares. Por una parte, las mejillas debían llevar los labios hacia arriba, solo que, aseguraba Duchenne, este movimiento podía fingirse, realizarse sin que se tratara de una sonrisa auténtica.
En contraste, había otro que no obedece a la voluntad y es más bien espontáneo: este consiste en que los músculos de debajo de los ojos arrugan la piel a su alrededor. Según el científico, solo la combinación de ambos movimientos produce una sonrisa realmente genuina, de felicidad y que inspira simpatía.
En caso contrario, la expresión puede confundirse con una falsificada o, en el peor de los casos, con un gesto de terror. Por lo tanto, una sonrisa falsa o poco sincera solo activa los músculos de los labios y la boca, mientras que la sonrisa auténtica es una respuesta involuntaria a una emoción espontánea que además activa los músculos orbiculares que rodean a los ojos, haciendo que los labios retrocedan, las mejillas se levanten y aparezcan arrugas en la zona de los ojos.
Si buscas nuevas amistades examina la forma de sonreír de la persona que tengas enfrente, ¡te pueden estar mintiendo!
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